#PostRGGTN Reinventando el entretenimiento en vivo

Del Rock se dicen muchas cosas, entre ellas hay una que ha sido constante desde que se fijara en el gusto del público y ésta es el que su fecha de caducidad ya se venció, más las décadas y el tiempo han pasado, junto con la llegada de un nuevo milenio y el género musical sigue ahí.

Particularmente, en México, se dice entre los aliados detractores del llamado Rock Nacional que «el Rock no deja», cuándo la realidad es que deja bastante cómo para que un medio independiente pueda sostenerse sin necesidad de recurrir a alguno de los escenarios que nuestros aliados detractores buscan mantener en secreto del público y medio en general, pues la payola es un ingreso que no les interesa repartir con alguien más.

De igual forma, el Rock tiene a nivel global un día en el que se celebra su existencia, más cómo las diferentes efemérides en nuestro calendario, tal hito se encuentra rodeado de mitos que ocultan su realidad, uno de ellos es el uso que se dio a los fondos obtenidos con la recaudación del evento, una reunión de estrellas que, a la distancia, parecen haberse reunido para lograr el sueño de muchos pero, lo cierto es, la gran mayoría no estaban en su mejor momento, y algunos cerca del ocaso.

Mitos al fin, que no son sino material para trivia o charla de señoras que piensan que todo tiempo pasado, en otro país, otra cultura, otro idioma, siempre fueron mejores a su realidad, sea ésta del pasado, presente o futuro, pues los dogmas son creencias que se transmiten de generación en generación.

Actualmente, en el panorama global, la celebración de un concierto, por mínimo que sea, tiene una severa restricción que parte de cuidar de la seguridad del público asistente.

Un concierto en tiempos modernos implica no sólo la ejecución de una serie de piezas por parte de una entidad creativa que se presenta bajo una razón social conocida cómo «nombre artístico», sino una serie de elementos ajenos a la música que, a la vez de complementarla, hacen de la experiencia una celebración colectiva que distingue a sus asistentes mediante el privilegio de la cercanía al artista sobre el escenario, un privilegio que en éste momento no es permisible, repito, por cuestiones de seguridad.

El Coronavirus, en su cepa conocida cómo COVID-19, es una amenaza latente sobre la humanidad en general y, si bien hay diferentes niveles de desarrollo para la enfermedad causada al contraer éste mal, las consecuencias pueden ser fatales de encontrarse en el conjunto de condiciones ideal para su incubación.

A la luz de los números, las cantidades reportadas de casos y decesos son alarmantes en su conjunto, más en su distribución normal es posible evitar ser parte de dichas estadísticas mediante el seguimiento de las normas básicas de salud y limpieza cómo son proteger nariz y boca en espacios de uso general, sea público o privado, lavarse las manos para desinfectarlas, y mantener una distancia de seguridad al interactuar con otras personas ajenas a nuestro núcleo base (hogar).

Para efectos de los conciertos y shows en vivo que tradicionalmente involucran la asistencia de un público para su fondeo y desarrollo cómo fuente de empleo, el principal riesgo está en la transmisión a través de las gotículas generadas cuando una persona infectada tose, estornuda o respira, ya no mencionemos el elevar la voz a grito pelado para denotar nuestras emociones, o el cantar acompañando la canción que se interpreta al momento sobre el escenario.

México ha instaurado un sistema de monitoreo para señalar el riesgo de contagio para regular las actividades de la población en general y reducir la exposición de ésta al virus, siendo así que, en un panorama general, la mayoría de las actividades denominadas no esenciales han parado y, con esto, interrumpido el flujo de dinero hacia quienes dependen directamente de la realización de eventos cómo actividad primaria laboral, si no es que cómo única fuente de ingreso.

Del Rock se dicen muchas cosas, entre ellas que su naturaleza tiene un carácter solidario, es decir, que tiene cómo uno de tantos principios el contribuir más allá del discurso, en la realización de diversos actos que contribuyan a modificar la conducta humana en un sentido de mejora a nivel masivo, ya sea mediante el ejemplo a partir de la acción, o la recaudación de fondos para contribuir con aquellos en necesidad.

Particularmente, en México, hay una idea muy arraigada entre diferentes generaciones respecto a la comercialización del mismo que ha dado al traste con ése carácter solidario, que si bien no quiere decir que exista una obligación de participar en todo evento altruista, en el desarrollo de la llamada escena cómo industria, se ha convertido en un tapón que obstruye su crecimiento a un auténtico nivel masivo, pues si bien el artista se gana el pan con su trabajo sobre el escenario, los caimanes de la escena no son sino meros parásitos que truncan el desarrollo de cualquier actividad que represente un crecimiento si no se les paga su cuota.

Ejemplos hay varios y, en éste momento, mencionar nombres o casos específicos sale sobrando, pues si el mundo del espectáculo ha de ayudar a aquellos que son la fuerza de trabajo cómo mano de obra en la realización de eventos en vivo, debe realizar un esfuerzo por dejar fuera a estos personajes para concentrar el beneficio en aquellos que lo necesitan y ha permanecido varados durante éste bache económico que parece no tener fin.

Foros, sean bares o centros de entretenimiento, culturales o no, artistas, sean solistas o bandas, en conjunto con sus staffs administrativos y operativos (técnicos), tienen una oportunidad de generarse un ingreso que deberán solventar a futuro, a partir de la generosidad y solidaridad del público que decida darles una mano.

Esta posibilidad ha estado latente desde el principio de la pandemia y el aislamiento social, más las diferentes implicaciones éticas, principalmente aquellas que refieren a que la responsabilidad del manejo de dineros caiga en las manos equivocadas, han sido el principal freno para la presentación de éste plan de negocios que, por su simpleza, denota la pérdida de valores asociados al término «Rock» durante las últimas dos décadas.

Tristemente, la comunidad artística ha perdido el sentido de cómo salvarse a sí misma, reinventándose ante las circunstancias, por perseguir tendencias y modas.

México tiene en su sistema de monitoreo mediante el uso de colores a manera de semáforo, un cronograma que nos indica tiempos para que las diferentes actividades que se describen a continuación sean implementadas en tiempo y forma, de acuerdo a las necesidades de cada unidad de trabajo que se integrará conforme las opciones para la oferta de entretenimiento, es decir carteles, se definan.

Para efectos prácticos, el cronograma conocido cómo Semáforo COVID señala que será, cuándo la alerta epidemiológica pase a color verde, que las actividades de entretenimiento asociadas a la realización de conciertos regresen a la operación con un aforo reducido, estimado en un 25% de la capacidad del espacio destinado para comensales y público asistente.

Si bien éste porcentaje puede variar de acuerdo a la legislación local vigente, y a las particularidades de cada región, nos indica que para recaudar la taquilla completa de un sólo show en tiempos previos a la pandemia, es necesario realizar 4 shows, lo cual significa para muchos el rebajar el precio de su trabajo, cuándo la realidad es que se trata de una oportunidad de ingreso que durante los meses anteriores no se tenía.

Trabajar 4 veces para ganar sólo lo de un show es un sacrificio impensable para varios pero, cómo lo comentaba con un reconocido productor de trascendencia global, parecería que se han olvidado de dónde vienen y que nacieron trabajando en eventos grandes, ganando lo que hoy ganan.

El Rock se hizo en espacios pequeños, y sus exponentes inician sin la certeza de un ingreso, realizando una inversión que, en el mejor de los casos, con el tiempo se hará redituable pero que en un principio fue un costoso sacrificio que, si lo comparamos con la certeza que representa el obtener un ingreso en éstos tiempos, no deberían dudar en realizar.

La principal dificultad para la realización de estos eventos es el configurar un cartel que, además de transmitir seguridad hacia el público cómo para pagar un boleto de forma anticipada, represente para los involucrados en el show, la certeza de que están trabajando con profesionales que, en todo momento, cuidarán de las normas básicas de salud y limpieza para no llevar un riesgo a casa, tal cómo han venido haciendo los trabajadores empleados en actividades esenciales alrededor del mundo.

Así mismo, los foros deberán realizar una serie de acondicionamientos que significan una inversión en su infraestructura básica, tales cómo el incluir una estación de monitoreo y sanitización en puntos de acceso al recinto, así cómo la instalación de dispensadores de gel antibacterial en puntos estratégicos de la sala.

Otro punto importante lo es la desinfección del recinto, previa y posterior a la realización del evento, todo con miras a la reducción del riesgo y en anticipación o cumplimiento con las normas de salud e higiene para establecimientos mercantiles vigentes en la localidad.

Uno de los acondicionamientos que deben considerarse cómo prioritarios es la señalización en el recinto, tal cómo agregar a los letreros que marcan las normas de comportamiento normal o salidas de emergencia, la señalética de seguridad que marque el uso de cubrebocas, las actividades que pueden realizar los asistentes al interior y que se limitan exclusivamente al espacio designado cómo su «lugar», sea butaca, silla, mesa o límite de distancia marcado en el reglamento que aplique.

Si bien la mayoría de los foros cuentan con un espacio abierto denominado comúnmente cómo «pista», dónde no hay butacas sillas o mesas, es importante anticipar la colocación de éstas, con una distribución del público similar a la que se dará en salas de cine, o el marcar estos espacios con su respectivo límite en el piso, lo cuál abre dos posibilidades, la inversión en ésta señalética y su instalación, o el uso de ésta cómo espacio publicitario que presente un ingreso para reducir costos.

La cartelera debería conformarse para repetir el mismo show durante, al menos, 4 veces, para garantizar el pago completo de cada uno de los involucrados en la producción, siendo lo ideal dos funciones diarias durante dos días, sugiriendo que éstos días sean Lunes, Martes o Miércoles, pues al ser eventos de carácter solidario, deberán dar espacio para la realización tradicional de eventos en el foro, así cómo la contratación de staffs y talento en los días acostumbrados, que son aquellos que corren de Jueves a Domingo.

Es aquí importante remarcar que se sugiere aprovechar del Lunes al Miércoles para aprovechar al máximo la producción instalada, sin realizar mayores ajustes o modificaciones salvo aquellos detalles técnicos que surgen durante el desarrollo de un evento en vivo.

La fecha sugerida para la calendarización de éstas actividades es a partir del 13 de Septiembre, toda vez que es necesario dar tiempo a público y autoridades de realizar las mediciones pertinentes en cuanto a la dispersión del riesgo de contagio, pues si bien en el panorama ideal el semáforo verde llega el 31 de Agosto, debemos ser prudentes y dar el espacio para que la población entienda y asuma sus propios riesgos con las consecuencias que esto implique, especialmente cuándo ésto signifique retroceder algún nivel en el semáforo epidemiológico.

Números:

Un espacio de entretenimiento con un aforo normal de 500 personas deberá limitarse a un 25% de su capacidad, es decir, 125 asistentes, quienes pagando un boleto con costo sugerido, para fines del ejemplo, de $200.00 pesos mexicanos nos daría un ingreso a distribuir de $25,000.00 por show, para un total de $100,000.00 a repartir entre la producción con 4 shows realizados, $150,000.00 si realizan dos funciones diarias de Lunes a Miércoles.

Tres semanas de ésta programación, con tres carteles diferentes, integrados por un máximo de 3 talentos, solistas o bandas, en un tiempo no mayor de 2 horas por el show en total, debería permitir un ingreso que sirva para que los beneficiados puedan, más que pagar deudas, invertir en un negocio que les permita mejorar su situación en tanto se llega el semáforo de color verde.

Éste ingreso, una vez definidas las unidades de trabajo, integradas por foros (bares o centros de entretenimiento, culturales o no), artistas (solistas o bandas), en conjunto con sus staffs (administrativos y operativos), tendría que repartirse una vez se agoten las localidades para cada show, mismas que se deberían comercializar de forma anticipada, sea mediante taquilla del lugar o la distribución electrónica a partir de transferencias en la cuenta bancaria designada cómo receptora de la plataforma de venta de boletos seleccionada, si es que es necesaria.

Un aspecto importante a considerar es que deben aprovechar las herramientas disponibles al máximo, especialmente aquellas que refieren a la difusión de estos eventos, por lo que si tienen ya una Agencia encargada del manejo de medios, aprovechen sus vías de comunicación, o entre todos los involucrados hagan fuerza para la promoción de estos eventos, así cómo una fuerte campaña de concientización respecto al orden que se debe guardar por parte del público y el cumplimiento de las normas básicas de salud e higiene.

El manejo de tiempos será crucial, especialmente aquel que es necesario cómo espacio para la sanitización entre una función y otra en el mismo día.

De igual forma, uno de los aspectos a reforzar será el contar con un registro previo de los asistentes, con nombre y formas de contacto (teléfonos, correo electrónico) para rastrearle y comunicarle de cualquier posibilidad de contagio que pudiera haberse presentado por parte de alguien que asistiera al mismo show. Garantizar la privacidad y que ésta información no será utilizada a menos de que las autoridades lo soliciten, es un punto vital para la seguridad de todos.

La venta de merchandising puede realizarse también de forma anticipada, teniendo el pleno conocimiento de quienes serán los asistentes al evento.

Si bien hay una gran cantidad de músicos y bandas dispuestos a colaborar de forma desinteresada con fines promocionales, la participación debe estar limitada por la capacidad de convocatoria, ésto con el fin de dar al público un cartel atractivo.

Dentro de las notificaciones que deben considerarse básicas está el resaltar que éstos eventos se realizarán de acuerdo a las normas vigentes al momento, mismas que pueden cambiar, y que el evento mismo puede posponerse de acuerdo al semáforo epidemiológico.

Éste es, a grandes rasgos, un plan que no sólo involucra la reactivación económica para el medio del espectáculo, o un rescate de la industria por la industria, sino un llamado al gremio artístico para colaborar en pro de aquellos no tan afortunados y que se han visto obligados a padecer por cuestiones ajenas a su voluntad tras ver interrumpidas las actividades que les representan, más que un ingreso económico, el sustento para sus familias.

Cualquier consideración o particularidad cómo aportación al tema es bienvenida, en tanto enriquezca la propuesta para beneficio, no del medio ni de quien esto escribe, sino del gremio artístico en su diferentes unidades, sean talento, trabajadores administrativos o técnicos.

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