Julinko Es una cantautora italiana que, para el tercer sencillo de No Destroyer, su más reciente EP, ensambla un concepto tal que, para su realización requiere de aventurarse en los alrededores de su casa, ubicada en la región boscosa del norte de Italia para, de la mano de Samantha Stella, a quien conocemos por su trabajo visual con Nero Kane en Mechthild y Lord Won’t Come, realizar un vídeo de perfil etéreo para dar presencia física a la historia de la novia que fallece justo antes de su boda y está condenada a percibir el amor en esencia, sin llegar a realizarlo.
Oh Maiden es el paroxismo de aquélla circunstancia que, por obligación y totalmente fuera de tu voluntad o control, frustra tus intenciones amorosas en un momento en el que, para siempre, por siempre, aquí y ahora, deja en suspenso el alcance de tus ideales, mismos que, como fantasmas, deberás exorcizar a través de una experiencia vicaria que facilite y contribuya a la felicidad de alguien más.
This tune came to and through me but it is not mine. It was whispered to me, velvety and obsessive, in a sort of vigil sèance. I couldn’t get free of this voice until I recorded it. I hope someone else got somehow, somewhere, released.
Julinko
Esta melodía me llegó ya través de mí, pero no es mía. Me lo susurraron, aterciopelado y obsesivo, en una especie de sueño de vigilia. No pude liberarme de esta voz hasta que la grabé. Espero que alguien más haya sido liberado de alguna manera, en algún lugar.
Julinko’s ghostly choruses in Oh Maiden smell of poetry, of an apparent calm imbalance between love and death, of a restorative glow, and they appear perfectly adherent to my mute white creatures wandering in an attractive stepmother nature where they can get lost and abandon themselves.
Samantha Stella
Los coros fantasmales de Julinko en Oh Maiden huelen a poesía, a un aparente desequilibrio sereno entre el amor y la muerte, a un resplandor reparador, y parecen perfectamente adherentes a mis mudas criaturas blancas que deambulan en una atractiva naturaleza madrastra donde pueden perderse y abandonarse.
Julinko, Oh Maiden…
El Santo del Rock 