Charlie Monttana es el personaje que Carlos César Sánchez Hernández creara y desarrollara durante alrededor de 4 décadas dedicado a la música, en las cuales tocó algo más que canciones, pues es parte de ése Rock estigmatizado que sigue representando una realidad en el México de ayer y hoy, pues para la clase gobernante no hay peor crimen que el ser joven, creativo, y desempeñarse fuera del canon perpetuus de la moral y las buenas costumbres.
Charlie Monttana aprendió a mantenerse a flote en el panorama musical no sólo a base de sus presentaciones, sino a partir del entendimiento de que esto es un negocio y, cómo tal, el legado que deja no sólo tiene un valor cultural, sino que es a partir de su constitución legal que garantiza su permanencia, no sólo en el gusto del público, sino en las diferentes instituciones que formara a lo largo de su vida, ya sea cómo parte de Perro Muerto, Mara, Vago, o cómo solista, sino también aquellas que parten de su personalidad civil, cómo padre de familia e integrante de diversas comunidades a las que siempre aportó algo, de la mejor manera.
Charlie Monttana fallece éste 28 de Mayo de 2020 a consecuencia de un infarto y complicaciones de la diabetes que padecía y que era el principal escudo de su personalidad, pues si bien la gran mayoría recordará al músico cómo alguien de carácter impropio, lo cierto es que la sobriedad de su persona le permitía desenvolverse con tal facilidad en diferentes ambientes que, a ojos simples, se movía a capricho, más su lucidez e inteligencia iban en un sentido diferente al que aparentaba.
Charlie Monttana era un personaje, más Carlos era un individuo que gustaba de leer, ilustrarse e iluminarse a partir de la instrucción en el arte, contrario al estereotipo que le caracterizara en su vida pública.
Se quedaron varios pendientes e ideas en el tintero, que por cuestiones de agenda y caracteres no alcanzaron a ver la luz, pero Charlie Monttana deja un grato recuerdo en miles de personas que recordarán y preservarán su legado.
Descansa en Paz, Charlie Monttana, ¡Gracias Carnal!