Alguna vez, en mi otra vida dedicada a las ventas, conocí a un individuo orgulloso de su afición por un equipo deportivo, tanto así que a su atuendo diario le agregaba una prenda o accesorio que denotara esto, sin caer en los lugares obvios o más comunes del fanatismo deportivo que, en un ambiente de negocios no son nada adecuados.
Luego de las respectivas presentaciones, un par de visitas y el clásico romper el hielo, ya con más confianza le pregunté respecto al porqué de llevar la bandera de su equipo de manera cotidiana, a lo cual me respondió:
«Sé que no somos la afición más numerosa, somos pocos pero distinguidos.»
Y así, me fui con otra duda en la cabeza, ¿Porqué la mayoría de los aficionados no puede ser así?.
No solo se trata de la elegancia en el distintivo, o la manera de llevarlo sino, también, en seleccionar tus atuendos de manera tal que el portarlos te haga lucir y te distinga de entre los demás no solo por tu «buen gusto» sino porque lo tuyo es algo más que una simple afición, es parte de tu personalidad.
Así pues, he de reconocer que, si bien en el baseball hay muchas tradiciones y grupos de aficionados donde cada cual tiene su identidad y rituales bien definidos, de entre todas las opciones que hay en la Liga Mexicana de Baseball, si tuviera que elegir la gorra de un equipo, definitivamente lo haría con base en el porte de sus uniformes pues más allá de su imagen, en sus colores, logotipos y lemas representan, orgullosamente, una región de mi país.
Así las cosas, seguramente mi elección quedaría entre Diablos, Sultanes, Toros y Bravos, sin lugar a dudas, los equipos de mayor distinción, es por ello que sus uniformes oficiales incluyen gorras y jerseys (Bravos) de New Era.