«Si no trabajas por tus sueños, alguien te contratara para que trabajes por los suyos» es una frase atribuida a Steve Jobs y en la cual se establece que todo objetivo no definido por el cual trabajes, generalmente será en beneficio y retribución de quien te lo haya asignado.
En el mundo laboral es bien sabido que necesitas de cierta experiencia, callo, colmillo o periodo de preparación antes de poder aspirar a “algo”, un “algo” que no todo mundo tiene claro y en la vida diaria puede traducirse en conocer y dominar ciertas labores básicas que van desde “saber ir a un mandado” hasta contestar el teléfono con propiedad, redactar una carta o encender, operar y apagar algún equipo en específico.
A la gran mayoría le aterran las palabras “becario”, “practicante” o cualquier otro puesto cuya denominación sea el equivalente al de “aprendiz” pero, cuando llega a formar su curriculum vitae, el vacío en los espacios de experiencia previa y habilidades representan una barrera que es casi una especie de paradoja temporal porque ¿Cómo esperan que el solicitante tenga experiencia si está en busca de su primer trabajo?, este tipo de queja es tan común que en algunos lugares equivale a cierta anécdota o conseja de familia transmitida de generación en generación.
Cuando de desempeñarse en el mundo de la música y el espectáculo se trata, es natural que existan más lagunas de este tipo cuando se trata de iniciar lo que se espera sea una carrera productiva, por lo que, como sucede en tantas dependencias legalmente constituidas en las que ciertos personajes sindicalizados ofertan plazas a cambio de cierta cantidad económica o favores, en empresas fantasma donde te ofrecen ganar dinero gracias a las ventas que logres y logren aquellos a quienes enganches en la estructura piramidal, en la música es común encontrarte con entes que te ofrecen lograr el sueño que tanto anhelas con el menor esfuerzo y desgaste a cambio de una cantidad de dinero muy baja o, de que vendas una determinada cantidad de boletos que servirán para pagar “la producción”.
Toda banda que esté en el negocio de la música ha tratado en algún momento con este tipo de personajes, a los cuales algunos llaman promotores y otros tantos más denominan “caimanes”, reconociéndolos por estar a la caza de “nuevos talentos” a los cuales proyectar en distintos escenarios y medios especializados.
Como todo en la vida, hay una gran variedad de categorías en las que se puede clasificar a estos personajes, habiendo desde los individuos que han crecido y evolucionado junto con su trabajo hasta ser reconocidos ya como agencias confiables, hasta los que escudándose en una razón social o apelativo se autodenominan “agencias” aunque todos en el medio los conozcan porque han crecido pero no han evolucionado, pues años pasan y siguen haciendo el mismo tipo de trabajo, sucio pero al fin trabajo, el cual consiste en captar incautos a los cuales explotaran una o varias ocasiones, dependiendo del grado de ingenuidad o desesperación de sus clientes.
Hace unos días un amigo me enviaba un mensaje pidiendo referencias de cierto individuo que, de alguna manera virtual o física que no especificó, se acercó a la banda de su sobrino para ofrecerles tocar en cierto local de moda a cambio de vender boletos cuyo precio es de $120.00, una oferta que para algunos puede resultar atractiva, pues de la nada brincar a uno de los espacios “de moda” es algo que se antoja lograr pero que para realizar requiere de cierto trabajo y esfuerzo por no decir procesos de formación y profesionalización.
La preocupación de mi amigo, Rocker de corazón, es que la banda de su sobrino es una como tantas han existido y existirán, que está integrada por chavitos que por pasatiempo se reúnen a tocar covers desde hace unos meses y a lo mucho han tocado en el cumpleaños de un amigo o fiesta familiar.
¿Bajo qué criterio un empresario serio pondría a trabajar a un grupo así en un lugar tan acreditado con miras a ganar dinero?, la respuesta es obvia y es necesario ser un verdadero caradura para lograr que esto suceda.
Esta desvergüenza y descaro por parte del “promotor” en cuestión no es sino el reflejo y réplica de un modelo que al paso de los años se ha hecho tan común que ya nadie se escandaliza y, más allá de desmarcarse de esta variante de corrupción, es solapada o no mencionada por aquellos a quienes “les cumple”, convirtiéndose en tema de escándalo cuando algo “ya no cuadra”, “ no funciona” o alguien se da cuenta de que no era lo que se les ofreció originalmente.
Como todo en la vida, la culpa no es de quien pone el anzuelo sino del pez que lo muerde y se engancha, ya que a ojos del mundo, si no hay peces no hay razón para que existan los pescadores, o dicho de otro modo, retomando aquello de la falta de experiencia y habilidades, si no existieran ingenuos que pensaran que lograr algo que valga la pena no cuesta tiempo, dinero y esfuerzo, tampoco existirían estos caimanes.
Si de algo adolecen los creativos es de la capacidad de relacionar números, hacer cuentas tan sencillas que mediante cálculos tan simples como sumas, restas y multiplicaciones les permitan despejar la incógnita a la interrogante respecto a que si el tipo que les ofrece cumplir el sueño de sus vidas les habla en serio o solo trata de venderles espejos.
Todo lo que vale la pena en la vida, dicen los mayores, cuesta trabajo, nada sucede de un día para otro y el éxito no es sino la consecuencia del aprendizaje a través de los errores aunque hay muchos que se pueden evitar documentándose antes de tomar cualquier decisión.
Circula en redes sociales un video que documenta una parte de lo sucedido a Dresden Wolves, Los Ekis, Kafka a la Orilla del Mar y DuraznoS, bandas con distintos orígenes y trayectorias, a las que contratar los servicios de Emergente TV, una agencia respaldada por la realización de un programa de TV por cable y un webcast les pareció lo suficientemente confiable como para contratar con ellos la realización de una serie de presentaciones al interior de la república.
Esta experiencia no les resultó grata, por no decir que fueron defraudados a todas luces.
[youtube: https://www.youtube.com/watch?v=CRk0AmEJHws%5D¿Qué le falta a las bandas?, entender que por muy talentosas, inspiradas o revolucionarias que sean, a nadie le interesa descubrirlas, sino que a la gente con la que vale la pena trabajar solo podrán acercarse si son capaces de promover y difundir su trabajo de manera tal que sean capaces de tener una audiencia cautiva real, medible y que, por supuesto, esté tan identificada con su propuesta que pague por verlos y escucharlos. La cantidad de likes no garantiza ni equivale a un boleto pagado para cualquier show.
Si no difundes tu música, nadie te va a conocer y a nadie le va a interesar escucharte, mucho menos pagar por ello.
Cuando una banda no es capaz de generarse una audiencia o acercarse a una ya existente, debe allegarse de los recursos necesarios para solventar estas carencias, por lo que la línea que marca la diferencia entre efectuar un pago o realizar una inversión es clara aunque dependiendo de la perspectiva puede llegar a ser imperceptible.
Si no trabajas por tus sueños, alguien hará que trabajes y pagues por los suyos.
Y que Dios salve a las bandas, ¡Ay qué perdidas estan!…