Oscar González Guerrero es, sin lugar a dudas, uno de los grandes maestros de la historieta mexicana, toda vez que, en cada uno de sus trabajos, siempre encontró la manera de retratar a la sociedad, acorde a la época, con un toque pícaro, de enorme comicidad, pero sin dejar de lado los valores o su ética personal.
Oscar González Guerrero quizá no es un nombre que resuene mucho en las actuales generaciones de lectores de cómics, pero su trabajo queda inmortalizado en Las Aventuras de Capulina, El Tío Porfirio, Zor y los Invencibles, Hermelinda Linda, Burrerías, Brujerías y muchos más que fueron editados por Editormex durante el siglo pasado.
Quizá su mayor logro no sea alguno de los títulos ya mencionados o algún otro que escape de la memoria sino el haber logrado lo que todo autor sueña, y esto es convertirse en un personaje de la ficción que describe, que si bien deja algo de él en sus creaciones, es a través de la óptica de Oscar González Loyo que queda inmortalizado como Shilbalam, el guía de los caballeros Kundalini en Karma Tron.
Por las risas, los recuerdos, la manera de retratar la vida diaria y sus vicisitudes a través de metáforas y el buen humor.
¡Gracias!
Descanse en Paz, Oscar González Guerrero.