Gustavo Cordera es uno de esos «roquestars» de los que de repente se olvida el público, pero que a cada acometida sobre el escenario valida la categoría de estrella, pues llegó a Vive Latino 2016 no sólo a presentar nuevo material o un nuevo show basado en la explotación de la nostalgia de los fans, sino que aprovechó la plataforma para presentar un espectáculo a la altura de los tiempos que corren, donde además de entretener y alegrar al público, les condujo a una catarsis que sin duda les removió las ideas y, con sus palabras, incomodó a dos que tres conciencias.
