Ilusiones Puerto Bagdad: La web de Jaime López

Cuando niño, solía pensar que Antropología era el estudio de todo aquello que correspondiera a un pasado muy lejano, tan lejano que ni siquiera la persona de mayor edad que existiera en el mundo podría dar referencia de viva voz al haber sido testigo de lo que en los museos se presentaba.

Sin saberlo, por aquellas épocas, tendría mi primer encuentro con algo que me gusta llamar «Antropología Moderna», concepto muy personal para toda manifestación cultural que refiere a algún espacio o manifestación cultural vigente que, a partir de alguna representación artística, bien pudiera ser un mapa conceptual que, en algún momento debería recorrer.

Si uno de los pocos vídeos musicales mexicanos que había en la época me gustaba, este era el de El Mequetrefe, canción que entonaba un tal Jaime López y, por añadidura, también me gustó Ella Empacó su Bistec, una canción que, en ese momento, me parecía un tanto irrisoria, aún lo es pero ahora que tengo una mejor idea de qué va, ya no me produce tanta risa.

Estas canciones me llevaron a, en mi eterna curiosidad musical, saber qué más hacía ese tal Jaime López, encontrando así en casa de uno de mis primos un casete de La Primera Calle de la Soledad, material que recopila estas canciones y otras más, entre ellas esa que da título al álbum y que, posteriormente, escucharía con Cecilia Toussaint.

Muchos años después, antes de finalizar el siglo XX, trabajando en la calle de Corregidora, mi eterna inquietud me hacía salir del lugar de trabajo a la menor provocación, eso de pasar 10 horas encerrado nunca fue lo mío.

En una de esas ocasiones, aproveché para ir con un proveedor cuya oficina se encontraba a unas cuadras de mi lugar de trabajo y, al pedir referencias de como llegar me dijeron «A espaldas del Palacio Nacional», a lo cual casi automáticamente respondí «¿Está la Primera Calle de la Soledad?», a lo cual me dijeron que sí, que efectivamente a unos pasos de esta se encontraba la puerta de acceso.

Nunca había reparado en ese detalle, circulando todos los días por ahí y, más allá de encontrar que no se trataba de un invento salido de la mente de algún compositor, sino de una referencia real, a partir de ahí me dedico a recorrer esos espacios que encuentro en canciones, libros, cada que tengo oportunidad.

Digamos pues que, gracias a Jaime López, empecé a armar mi propio Código Da Vinci.

Hoy, gracias a la tecnología, podemos acercarnos a Jaime López, su obra y sus disparates, producto de la genialidad, a partir de su página web oficial, Ilusiones Puerto Bagdad.

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ilusionespuertobagdad.com

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