Generalmente, cuando alguien consigue una meta, nos gusta subirnos al barco y ser partícipes de esa gloria conseguida, de ese triunfo que, aún cuando no hayamos hecho nada verdaderamente tangible para apoyarlo, lo consideramos nuestro.
Sin embargo, hay muchas cosas que suceden para que el triunfo sea la consecuencia y todo eso parte del competidor, directamente, no hay más, es su esfuerzo, es su triunfo y, si bien es algo que nadie le puede quitar ni disputar, lo cierto es que bien podemos aprender no de la premiación ni de la consecución del objetivo sino de toooodo el proceso que llevó a esto.
GoPro te lleva a darte un chapuzón con Rommel Pacheco y Jahir Ocampo…
