La Calle de la Amargura es la dramatización cinematográfica que, en parte, es inspirada por la tragedia acontecida a los gladiadores Espectrito y La Parkita, quienes siendo hermanos gemelos se reunieran una noche para celebrar, terminando la velada con unas mujeres de la calle que, en un afán por llevarse un dinero extra a su pago, les quitaron la vida mediante una dósis letal de gotas para los ojos.
La Calle de la Amargura es una dramatización cinematográfica donde Arturo Ripstein dirige el guión que su esposa escribiera con el apoyo del FONCA, intentando colocar un contexto que de cierta manera justifique las acciones de las prostitutas a quienes otorga el papel protagónico en esta fantasia que se caracteriza por ser un tanto sórdida, light pero al fin y al cabo sórdida.
La Calle de la Amargura bien podría tratar respecto a cualquier asesinato cometido en la capital mexicana y, al final, bajo la misma escala de valores que rige a los criminales, terminaría colocándolos como víctimas de las circunstancias pues es la miseria justificante para todo tipo de atropellos, injusticias y, sobretodo, ganar adeptos para cualquier causa.
La Calle de la Amargura tiene muchas fallas que son disimuladas por el Blanco y Negro, justificables quizá dado el entorno en el que se rodó, en el doblaje, en hacer del criminal un mártir, pero quizá su principal acierto radica en mostrar el principal problema de la sociedad occidental actual: La descomposición del téjido social a partir de la familia como núcleo y eje de interacción del individuo con su entorno.
La Calle de la Amargura no exhibe el México que pretende Ripstein sino que, indirectamente, va más allá al dejar en claro que el problema con la delincuencia, organizada o no, no es el hecho de que sea generada por cualquier condición o factor del tipo socioeconómico, sino que es algo que se origina, se reproduce y se justifica porque, en principio, somos unos pendejos.
Pendejos como para no saber romper ciclos de violencia y abuso, pendejos como para justificar cualquier conducta nociva en nombre de eso que le llaman amor pero que no es más que el miedo a la soledad, pendejos porque en principio todo criminal es víctima de la injusiticia social que es base de nuestra economía, pendejos porque no somos capaces de procurar y entender a los más jovenes, pendejos porque pues así somos…
Así es la vida en La Calle de la Amargura, donde se justifica todo sin comprender que la verdadera tragedia está en los ojos de esos personajes secundarios que apenas y aparecen en algunas tomas.
Es la madrugada y dos prostitutas de edad provecta vuelven a sus cuchitriles. No están cansadas de trabajar. Están cansadas de no hacerlo. Una, en su casa, tiene problemas con su hija adolescente y con su marido travestido. La otra con su soledad. Pero para esa noche, tienen compromiso para celebrar la victoria en el ring de dos luchadores enanos. En el hotel de paso y para despojar a los hombres minúsculos de las ganancias, los narcotizan con gotas oftálmicas. Pero la dosis resulta letal.
La Calle de la Amargura estará disponible por tiempo limitado dando CLICK en el siguiente enlace:
