Rock en tu Idioma Sinfónico Vol. 2: La Grabación

Rock en tu Idioma Sinfónico ha demostrado ser una franquicia rentable para todos los involucrados, por lo que, para su Vol. 2, el proceso de grabación fue algo diferente, pues ya no se realizó en una sesión privada sino en un concierto realizado en el Auditorio Nacional.

El tiempo, si bien no perdona, puede hacer maravillas si la experiencia asimilada se traduce en el propio conocimiento y, si hacemos lo que nos gusta con cariño y pasión, siempre saldremos avantes de cualquier compromiso que involucre esta actividad.

Es menester señalar que, esta segunda entrega supera a su antecesor desde la preparación del mismo, pues no es lo mismo ensamblar orquesta con músicos de otros estilos sin dedicar tiempo a realizar arreglos con todos los involucrados, dando tiempo y espacio suficientes para prepararse en conjunto.

Rock en tu Idioma Sinfónico Vol. 2, si bien resultó un proyecto arriesgado y exitoso, no deja de tener sus bemoles, detalles casi imperceptibles al oído y vista que se concentra sólo en disfrutar del concierto, que si bien es conducido por Sabo Romo, este debería atender al clamor popular y dejar de cantar para concentrarse en lo que mejor le sale: producir, tocar covers y los Caifanes.

Dejando de lado el material correspondiente a la primer entrega, que sonó como todo proyecto musical integrado por gente profesional, responsable y comprometida que tienen tiempo trabajando y puliendo su ejecución, concentrémonos en el Vol. 2.

La selección del material, si bien son clásicos, como dijera Sabo de su versión a La Ruta del Tentempié, original de Charly García, son canciones con las que no todo el público presente está verdaderamente familiarizado, sobre todo aquellos que se hicieron adultos contemporáneos en los 80, por lo que Hugo Rodríguez y la reversión de Sólo Por Hoy, de Azul Violeta, tomó con la guardia baja a varios, más no por ello dejó de ser una buena versión, aunque un poco más lenta que la original, más relajada si hemos de ser francos.

Corazón de Neón, de La Orquesta Mondragón, con Javier Gurruchaga, también tomó a muchos por sorpresa, pues siendo todo un himno, pocos entre el público se la sabían, y peor aún, pocos sabían que ese es un tema más que bailable, por lo que la confusión parecía reinar en el Auditorio Nacional, más el oficio, experiencia y entrega de los responsables en escena hicieron de esta la versión más conmovedora de la noche.

Alármala de Tós, con Sergio Arau representando a la Botellita de Jerez fue, para el público una suerte de dejá vú, pues si bien la versión original y el cóver tacubo son bien reconocidos, los arreglos hicieron que todos los ahí presentes fueran saliendo de la sorpresa inicial para tratar de integrarse a la fiesta como parte del coro de la bestia de cuantos miles de cabezas hayan entrado en el recinto de Reforma anoche.

Cuando viene al escenario Las Víctimas del Doctor Cerebro es donde se queda bien marcado quien se quedó en los 80, quien creció en los 90 y quien disfruta de la música en todo momento, más eso no importó al momento de que sonara El Esqueleto pues los Flores hicieron, con su performance, que esos tres grupos señalados se fusionaran en uno solo.

La vida te da tiempos y momentos para hacer las cosas y, si bien fue emotivo escuchar Sácalo en versión sinfónica instrumental, Cecilia Toussaint no nos quiso hacer llorar al remover, más, nuestra atribulada memoria y decidió sacar lo mejor de sí con una canción que es un consejo para aquellos que no quieren soltar el pasado: hay que tomar  Carretera y recorrer otros caminos.

Desde que iniciara la tocada, sinfónica y todo el pedo, había un ente circundando la lateral izquierda del escenario, tal como, desde que recordamos, lo hace para disfrutar del tokín, era Héctor Quijada, quien junto con el gran Lino Nava decidieron que era momento de dejar atrás tristezas y pusieron a bailar a la concurrencia con Paquita Disco, haciendo que muchos en el recinto envidiaran el espacio ocupado por una rubia en primera fila, pues de verdad que se dio vuelo bailando y cantando, contrastando con la inmensa mayoría que se limitaba a ver, escuchar o tratar de entender que pasaba, disfrutando, eso sí, sin hacer uso del celular.

Héctor Butrago y Andrea Echeverri son unos consentidazos y, si bien esperábamos otro tema, la verdad es que su reversión al Bolero Falaz no hizo sino recordarnos que la vida se vive mejor relajados, en paz y sin dejar que aquello que no es nuestro nos afecte, pues ¿Qué mejor que estar a solas que con alguien que no te corresponde o, peor aún, no correspondes?.

Para todo mal, mezcal para males del corazón, nada como cantar a todo pulmón ese clásico de Cuca, El Son del Dolor, y qué mejor que con José Fors dando ese toque profundo, gutural pero desmadroso que ya no dejó que nadie volviera a ocupar su lugar en lo que restaba del concierto.

Si bien hay cosas que son insuperables, no está mal hacer siempre el mejor esfuerzo para estar a la altura si es que este se hace concientemente, así que, si bien María Barracuda dejará con su interpretación a Ni Tú Ni Nadie cierto debate a consideración y gusto del público, lo cierto es que, si bien es difícil ponerse en el lugar de un ícono como son Alaska y Dinarama, con su teatralidad hizo de esta versión algo bastante disfrutable.

Los encargados de cerrar este bloque, en una posición más que merecida, no por ser «más» o «algo» distinto al resto de los participantes, sino porque se trata de una historia de resistencia que celebra 25 años, El Gran Silencio, dieron el resto y, con el nervio pero con todo el gusto de estar aquí y ahora, pusieron a brincar al público con Duerme Soñando.

Finalmente, como cerrojazo para esta sesión de grabación, todos salieron al escenario, incluídos Kass, Piro, Neón, Cala y Leonardo para interpretar una accidentada y un tanto atropellada pero no por ello menos emotiva versión de El Rock No tiene La Culpa, original de el gran Miguel Ríos.

Como bien apuntara alguien al inicio de este show, el Rock es para sanar y, como tal, cada una de estas versiones cumplió su cometido en todos los ahí presentes, sin excepción ni distinciones, pese a los detalles y las correcciones que se harán.

Imágenes cortesía de Rafael Salinas, editadas en el estudio de El Santo del Rock.

Rock en Tu Idioma Sinfónico Vol. 2…

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